lunes, 22 de agosto de 2011

¡INOLVIDABLE!

Quizá sea la expresión que más se escuchó en el aeropuerto de los Rodeos, cuando escalonadamente, a lo largo de toda la jornada de este lunes, fueron llegando los peregrinos de la diócesis nivariense que participaron en la JMJ.

"Inolvidable", "estoy muerto", "increíble", "no tengo palabras", "ufff, estoy emocionada", "¡qué experiencia de Dios!".... y así una sucesión de adjetivos que trataban de sintetizar una vivencia fuerte, vivida junto a cientos de miles de jóvenes de los cinco continentes convocados por Benedicto XVI.

Con la misma alegría con la que partieron, con sus mochilas, gorras, plátanos y la enorme bandera que les sirvió, entre otras cosas, primero para protegerse del sol intenso en Cuatro Vientos, y luego para cubrirse en la noche, cantaban y casi bailaban: "¡esta es la juventud del Papa!" o "¡chicharrero de corazón!".

Anécdotas a mil que intercambiaban con sus madres y padres, o con cualquier amigo que se encontraban aunque, en verdad, sus caras eran suficientemente elocuentes de que algo intenso habían compartido.

Algunos les quedaba aún otro vuelo que les llevaría a El Hierro y, ya a las ocho de la tarde, a La Palma. Aún así, la alegría cada vez que llegaba un vuelo con algunos miembros de la JMJ se palpaba en el ambiente de la terminal de Tenerife-norte.

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