miércoles, 23 de noviembre de 2011

LA MISIÓN ENTRE LOS JÓVENES. CAMINOS PARA LA ESPERANZA

Este miércoles acogió la Semana Teológica la última ponencia de Roberto Calvo centrada en la misión de los jóvenes. Toda la Iglesia – comenzó diciendo el ponente- tiene que ser “autotestimonio” para que los jóvenes quieran participar de su vida y misión. Esto tiene que darse en todo lo que la Iglesia hace y en todos sus miembros para que sea, de este modo, interpelante.

En este sentido Calvo expuso cuatro’ testimonios’ por los que la Iglesia puede resultar atractiva, a saber:

1.- Saberse situar en una sociedad plural y laica. La Iglesia es sacramento universal de Salvación, por lo tanto, tiene que ser signo en una sociedad laica, plural y diversa. En este sentido habló del comunicar comprensible y significativamente.
2.- Ir formando y favoreciendo unas comunidades de rostros conocidos. De piedras vivas, de templos de Dios. Habló de dos iconos: el peregrino, aquel que se acerca y aleja. El cambio el convertido es aquel que ha hecho una opción por Jesús. Esto es lo que hay que proponer. Es preciso acoger para que los jóvenes sientan una pertenencia real a la comunidad, protagonistas con derechos y deberes. Todo ha de apuntar a la corresponsabilidad y sinodalidad.
3.- Presentar una alabanza con el sabor de la vida. Toda la liturgia, la vida celebrativa de la Iglesia ha de ser celebración pascual y conducir – defendió - del altar del mundo al altar del pobre. Alabanza que lleve una espiritualidad evangélica, atenta a los acontecimientos humanas, eclesial, abierta a la experiencia de Dios. En este sentido la oración es bueno que nos conduzca a lo que denominó ‘el taller del deseo’. Se precisa, por tanto, una alfabetización en las claves del Dios cristiano, pues todos somos místicos en potencia.
Y 4.- Conjugar la pastoral de jóvenes con la pastoral en general, con nuevos animadores juveniles a la altura de los jóvenes y de este tiempo. Puesto que los jóvenes son ámbito de misión, algunos impulsados por el Espíritu deben llevar adelante este proceso como profetas y mártires. Así los jóvenes han de ser evangelizadores en su ambiente y más allá del mismo.

La disertación finalizó con la exposición del ponente de su sueño: Dar bendiciones, bendiciones a Dios, bendiciones a tantos jóvenes y bendiciones para cuantos trabajan con ellos.

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