jueves, 6 de junio de 2013

ANTONIO HERNÁNDEZ PREGONÓ EL CORPUS CHRISTI DE LA OROTAVA

“El amor y respeto por las tradiciones es el mejor reflejo de los valores cívicos de este pueblo culto y cordial, y mucho más importante, su profunda fe en el Jesús presente en la sencillez del pan y el vino”. Así se refirió ayer el expárroco de la iglesia de La Concepción Antonio Hernández a La Orotava y a sus fiestas patronales en su pregón, en el que combinó fe y tradición ante un público numeroso que se dio cita en el salón de plenos, junto a diversas autoridades regionales, insulares y locales. 

Previo a la lectura del pregón, un emocionado Isaac Valencia se despidió de sus últimas fiestas patronales como alcalde, aunque aseguró que las seguirá disfrutando “pero de otra perspectiva”. El regidor municipal dijo que tras el problema de salud que sufrió en febrero decidió que “es el momento de compartir son los suyos” y anunció que en unos meses, “posiblemente en octubre”, dejará el cargo y dará el relevo a “su amigo y compañero Francisco Linares, de quien espera que dé continuidad al proyecto que “con amor y tesón se inició ya hace 34 años, en pro de mejorar el municipio e igualar todos y cada uno de sus barrios”.


El pregonero de este año se refirió a unas fiestas “que conoció como espectador, que vivió desde dentro y que le dieron la oportunidad de comprobar el temperamento de los artistas” durante los 14 años que estuvo al frente de La Concepción. Sin embargo, en esta ocasión y por primera vez, la celebración del Corpus lo cogió “fuera de su mecánica, de la laboriosa preparación y de la vistosa liturgia” y reconoció que “echará de menos las tareas previas, las vísperas y la noche en vela, el ornato de la iglesia y el bruñido de la plata; el cuidado cansancio satisfecho de una legión de vecinos unidos por un sueño colectivo que dura ya 166 años”. La riqueza de un pueblo El sacerdote recalcó que la riqueza de La Orotava “está en su gente” que “ha sabido desarrollar una fe que ha vertebrado la estructura personal y social con los valores cristianos que han sido capaces de generar una cultura de la solidaridad, impregnada en creyentes y no creyentes, donde todos los que son sensibles al dolor humano siempre se encontrarán”. 

Por último, confesó que se siente orgulloso de haber sido sacerdote “en un lugar donde todo el misterio de Dios, ese misterio eucarístico, es fiesta de identidad de un pueblo”. 

FUENTE: Diario de Avisos

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