domingo, 24 de noviembre de 2013

CLAUSURA DEL AÑO DE LA FE EN LA SEDE CATEDRALICIA




El obispo nivariense presidía la tarde del domingo 24 en la Sede Catedralicia la clausura del Año de la fe. Bernardo Álvarez destacó en su homilía que la fe produce alegría, y que  son dichosos los que confían en el Señor. En la Eucaristía se realizó la renovación de las promesas bautismales y se profesó solemnemente el Credo por parte de todos los presentes.

Se clausuraba así “un año para volver a descubrir, cultivar, y testimoniar el don de la fe – señaló el Obispo. “La fe es confiar en Dios y en su poder, sobre todo en el poder de su Palabra que da vida, que penetra hasta lo más profundo del corazón”.

En cuanto a los efectos de la fe, Álvarez recordó el título de la Exhortación  apostólica post-sinodal que el Papa había firmado ese día: “La alegría del evangelio”. Desde ahí –expuso- “aquello que más queremos todos, ver colmado nuestro anhelo de felicidad, nos viene por la fe. La fe es un tesoro que produce alegría”. A partir de una afirmación del profeta Jeremías, el prelado nivariense, expresó que son dichosos los que confían en Dios. “Quien confía en Él por encima de todo, y quien medita y vive de la Palabra, ese gozará de una vida plena, hermosa, profunda. Una vida que no estará exenta de dificultades, de retos, porque vivir con autenticidad es ir contracorriente” – expuso.

En otro momento, el Obispo expuso que la única tierra firme donde podemos anclar, echar raíces y crecer, desplegando todo aquello que podemos ser, es el amor: es Dios. La celebración del día Cristo Rey del Universo también dio pie a Bernardo Álvarez para reflexionar sobre un Cristo que muestra su poder desde la impotencia, silenciosamente, en los corazones, invitando a todos a dar gracias a Dios porque nos ha trasladado al Reino de su hijo querido.









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